La natación es uno de los deportes más practicados en esta época del año, las piscinas, playas, ríos, etc. se llenan de gente dispuesta a disfrutar del sol y del agua, pero en ocasiones este placer se puede ver truncado por no respetar las normas básicas de seguridad a la hora de practicar este gratificante deporte.
Las estadísticas procedentes de los datos registrados en las instalaciones acuáticas demuestran que los principales accidendes producidos en las zonas de baños son los siguientes:
Contusiones debidas a caídas y golpes de diversa consideración, heridas de diversa importancia, hidrocuciones, quemaduras solares, accidentes provocados por la práctica de juegos o actividades peligrosas tanto dentro como fuera del agua, insolaciones, accidentes producidos por exceso de atrevimiento o de incumplimiento de la normativa.
Cómo evitarlo, según la Federación de Salvamiento y Socorrismo de Galicia (FESSGA):
- Conocer la zona de baño, su profundidad, la temperatura del agua, las corrientes, oleajes, remolinos, etc.
- No bañarse solo: aunque seas un buen nadador puede que surjan imprevistos o problemas en el agua si estás acompañado siempre puedes recibir ayuda, en las playas se debe nadar a lo ancho de las mismas y nunca hacia el interior.
- Mojarse antes de entrar en el agua: el cuerpo debe acostumbrarse progresivamente a la temperatura del agua, si sientes mucho frío es mejor que salgas lo antes posible.
- Respetar las horas de digestión: evita comidas copiosas antes de nadar, métete en el agua pasadas 2-3 horas desde la última comida especialmente si esta está muy fría o si vas a realizar ejercicio intenso.
- Vigilar de cerca a los niños pequeños: no conocen el peligro y además hace falta muy poco agua para que se ahoguen, una zona que para nosotros nos parece segura, para ellos puede ser muy peligrosa.
- Si hay alguien el peligro, pedir ayuda: avisa al socorrista, si no hay nadie mejor preparado que tú no realices el rescate sin pensar, analiza los medios y tus posibilidades antes de actuar, en muchas ocasiones una situación de peligro termina con dos ahogados (el accidentado y el rescatador desesperado sin formación ni conocimientos adecuados).
- Si eres tú el que está en peligro conserva la calma: pide ayuda rápidamente, si estás relajado es más fácil flotar.
- Respetar las normas del servicio de salvamento acuático: considerando como normas generales las siguientes:
No empujar a los demás, no saltar sin antes asegurarse que no hay nadie bajo el agua, no hundir a los demás y cumplir las normas de higiene y régimen interno de la instalación.
Fuente: http://www.deportedigital.galeon.com/
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